Las explosiones atómicas fueron la secuela innecesaria de un progreso tecnocientífico que aniquila todo y se vuelve contra los mismos que le dieron vida. “Todavía estemos a tiempo de abrir los ojos: hay límites que no deben cruzarse”, dice el autor y recuerda el martirio del héroe que nos dio el fuego, un gran avance para la humanidad, pero también destructor. Leer más