El 2 de marzo de 2017, al incendiarse los calabozos de la comisaría 1era. de Pergamino durante una presunta pelea de presos, siete de los jóvenes que estaban hacinados allí murieron asfixiados por la falta de asistencia del personal policial. Esa misma seccional, ubicada en el centro de esa ciudad bonaerense, había sido escenario del lugar de alojamiento transitorio de los detenidos-desaparecidos en los primeros años de la dictadura cívico-militar.
Tuvo que pasar este tiempo de impunidad desde el horror del genocidio al haber funcionado como centro clandestino de detención hasta este hecho de violencia institucional, conocido como la Masacre de Pergamino, para que finalmente hoy la ex comisaría 1era. se convirtiera en un espacio de la memoria.
Días atrás, con la participación de distintos sectores sociales y políticos pergaminenses, quienes junto a la Comisión Provincial de la Memoria (CPM) impulsaron esta iniciativa, se inauguró el auditorio del Espacio de la Memoria, allí donde hubo torturas, represión y muerte ahora se desarrollarán actividades culturales, como la muestra fotográfica que marcó el punto de partida de la nueva etapa del edificio de la calle Dorrego al 600 en el centro de Pergamino.
Con visitas guiadas y la idea de convertirse en un lugar “para la realización de diferentes actividades abiertas a la comunidad, con el propósito de continuar en el camino de la construcción de la memoria y la defensa y promoción de los Derechos Humanos en el presente”, el Espacio de Memoria de Pergamino ya es una realidad.
La historia de la transformación del espacio
De esta manera, con el estreno de su auditorio, se da cumplimiento a la Ordenanza Municipal 8891, que fuera aprobada en forma unánime por el Concejo Deliberante local en julio de 2018. En la inauguración se hizo hincapié en “poner tanta vida en este espacio, donde se registraron muertes es loable”, tal como lo expresó Dora Barranco, en nombre de la CPM.
Durante el acto, Rubén Santucho, presidente de la Asociación por la Memoria de Pergamino, manifestó que “en este lugar donde ahora funciona este auditorio, se torturó gente, seguramente pasaron las mujeres que fueron encarceladas, detenidas ilegalmente. Por eso está bueno que este espacio ahora se haya convertido en un lugar donde se pueda expresar el arte, la sensibilidad de los jóvenes. Ojala podamos seguir sembrando”.
Cristina Gramajo, madre de uno de las siete víctimas de la Masacre de Pergamino, expresó que el Espacio de la Memoria, “llena el alma, permite seguir visibilizando que todo lo que pasó acá, todo el horror que se desarrolló en esta comisaría, no debió haber pasado nunca”.
El rol durante la dictadura
La comisaría 1era. de Pergamino funcionó como centro clandestino de detención, bajo la supervisión del Área Militar 132 con asiento en el Batallón de Ingenieros de Combate 101, a cargo de los genocidas, teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant y el coronel Norberto Ferrero. Desde allí decenas de detenidos-desaparecidos residentes en esta ciudad, como de San Pedro y Ramallo, eran trasladados a la Brigada de Investigaciones de San Nicolás, tal lo acreditado en las causas por delitos de lesa humanidad.
Ya en democracia, la seccional policial fue reacondicionada, pero siendo recordada por la comunidad como ese sitio del horror. Ese incendio, que se convirtió en trampa mortal por inacción de los efectivos, dio paso a que se adoptara la decisión de darle un nuevo destino al edificio.
Por las muertes de Los 7 (tal la denominación que recibieron las víctimas de la Masacre de Pergamino), durante un juicio, desarrollado en diciembre de 2019, un ex comisario y otros cinco oficiales fueron condenados a penas de entre 6 y 15 años de cárcel, al ser hallados culpables de “abandono de persona agravado”, entre otros delitos vinculados a este múltiple homicidio.
En aquella jornada, solo dos de los 19 presos alojados en las celdas de la céntrica comisaría pergaminense habrían protagonizado un incidente, que derivó en un incendio, pero lejos de brindarles asistencia, quedaron encerrados con candados y hasta se determinó que los policías entorpecieron la labor de los bomberos voluntarios.
Sergio Filiberto (de 27 años), Federico Perrota (22), Alan Córdoba (18), Franco Pizarro (27), John Mario Chillito Claros (25), Juan José Cabrera (23) y Fernando Emanuel Latorre (24) murieron por inhalación de monóxido de carbono y sofocación, en medio de un operativo, signado por la desidia policial.
Las condenas por la masacre
La lucha de sus familiares, acompañados por organismos defensores de los Derechos Humanos, siguiendo de cerca la investigación, a cargo del fiscal Néstor Mastorchio, permitió arribar a la imputación al grupo de efectivos que se encontraban en ese momento en la seccional, que tanto por acción, como por omisión, por la Masacre de Pergamino.
El comisario Alberto Donza, entonces titular de la comisaría 1era. de Pergamino, fue condenado a 15 años de prisión y el oficial Alexis Eva a 14, quienes son los únicos que fueron presos, ya que el resto resultó beneficiado con el arresto domiciliario, pese a recibir penas de 11 años en los casos de los oficiales Brian Carrizo y Matías Giuletti, 8 para el teniente 1ero. Sergio Rodas y 6 para la oficial Carolina Guevara .