El Indec dará a conocer el jueves próximo el Índice de Pobreza e Indigencia correspondientes al primer semestre de este año, un período que mostró un crecimiento de la economía del 3,1% entre enero y marzo, pero luego una caída del 4,2% entre abril y junio.
En el primer semestre del año pasado, el 28,6% de las personas estaban debajo de la línea de la pobreza, y entre ellos, 6,2% eran indigentes, destacó la medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Para el segundo semestre, el índice había bajado al 25,7% y la indigencia al 4,8% de la población.
Sin embargo, la sequía, la suba del dólar, y la inestabilidad financiera desatada a partir de abril, generó perspectivas desalentadoras en torno a sobre cuál será el índice de pobreza de esta medición.
A comienzos de setiembre, el propio presidente Mauricio Macri estimó que “con esta devaluación, la pobreza va a aumentar”, por lo que anunció un incremento en las partidas de la ayuda social.
Macri anunció un refuerzo en septiembre y diciembre para las casi cuatro millones de personas que reciben la Asignación Universal por Hijo y para los beneficiarios de otros programas sociales.
Para junio, una pareja, con dos hijos de seis y ocho años, necesitó de $ 19.601 para comprar los bienes y servicios que integran la Canasta Básica Total y de esta manera no caer por debajo de la línea de la pobreza.
Ese mismo núcleo familiar requirió de $ 7.840 para adquirir la Canasta Básica Alimentaria, es decir, la cantidad mínima de comida para la subsistencia, y no caer por debajo de la línea de la indigencia.
La CBT que reúne alimentos, más indumentaria y transporte, aumentó durante el primer semestre del año 17,5% mientras que la CBA subió 18%.