Este cuerpo de elite, blanco del atentado junto a las Fuerzas Armadas, aseguró que no escatimará esfuerzos «para perseguir y castigar a los criminales en la geografía de la región y más allá», según informa la agencia EFE.
Los Guardianes acusaron del ataque a «los crueles mercenarios de la arrogancia global (EEUU) y la región», en especial, al «triángulo occidental, sionista y árabe».
También denunciaron que pretenden crear «inseguridad» en Irán y «están dispuestos a atacar a mujeres, niños y personas inocentes».
En la misma línea, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohamad Hosein Baqerí, denunció hoy que los extremistas «disfrutan del apoyo financiero de algunos países regionales», en alusión a Arabia Saudí y otras naciones del golfo Pérsico.
Si no cambian sus políticas, las Fuerzas Armadas iraníes «se reservan el derecho de dar una respuesta aplastante en cualquier momento y lugar», advirtió el general.
El Gobierno iraní ha responsabilizado del atentado al movimiento separatista árabe Alahvazié, desestimando la reivindicación del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
El ataque fue cometido por cuatro extremistas que abrieron fuego contra las unidades del Ejército y de los Guardianes que desfilaban y contra el público desde detrás de la tribuna de las autoridades, y que fueron abatidos por las fuerzas de seguridad.