Un mero detalle lo hace único: por lo general, los falsificadores niegan haber sido los artífices de una estafa. Wolfgang Beltracchi, por el contrario, lo admite sin rodeos, porque a su modo, siente satisfacción por lo que ha hecho. Recientemente, una galería japonesa descubrió que un cuadro de Moïse Kisling adquirida en 2013 (comprada a un museo, autenticada y tasada oficialmente y subastada por Christie’s) era falsa. El falsificador admitió haberla pintado. Leer más

